qué has hecho
ciudad, cómo has podido,
te has extendido
por doquier como enredadera
sin límites
nadie te ha podado
y en tu avasallamiento voluptuoso
me has dejado sin
mis amigos de infancia
dónde quedó
el canto de los grillos,
sin poder hallar el instante,
siempre velado, en el que comenzaba,
en su diaria despedida al sol,
natural despertador de la siesta
dónde el multicolor despliegue
en el delicado batir
de las alas de las mariposas,
anónimas portadoras de abstractas obras de arte,
a las que perseguía
para disfrutar del maravilloso espectáculo
de sus coloridas combinaciones
dónde el cielo
poblado de estrellas
y, rodeándome, la luminiscencia
de las luciérnagas que se hacían presente
entrada la noche mientras
aguardaba una lluvia celeste
cómo has podido
ciudad,
has cortado
mi conexión cósmica
y ahora me asfixio
entre el cemento y el asfalto
mientras me ensordeces
y me aíslas de la naturaleza,
de mi naturaleza
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