en un enroque impuesto
madres incubadoras alimentan
a niños ignorantes
del calor materno
que crecen sin salir,
sin salida,
en un laboratorio al que creen
su hogar,
rechazando el contacto
con sus madres biológicas
superpoblado laboratorio de acéfalos
obedientes niños de una directiva supuesta
sin que ninguno atine a saber
el por qué, ni a cuestionarse
mientras seguros se sienten
en sus burbujas
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